¿Son los gobernantes unos sociópatas ebrios de poder? ¡Lee “1984” de Orwell y saca tus propias conclusiones!

En 1949, Eric Arthur Blair, más conocido como George Orwell, desveló ingeniosamente los pérfidos objetivos que, hasta el sol de hoy, siguen persiguiendo los regímenes oligárquicos

«Para el futuro o para el pasado,
para la época en que se pueda pensar libremente,
en que los hombres sean distintos unos de otros y no vivan solitarios…
Para cuando la verdad exista y lo que se haya hecho no pueda ser deshecho:
Desde esta época de uniformidad, de este tiempo de soledad,

la Edad del Gran Hermano, la época del doblepensar…
¡muchas felicidades! «

En la tercera y última parte de la icónica novela distópica 1984 (Nineteen Eighty-Four), de George Orwell, cuando el miembro del Partido Interior, O’ Brien, tortura física y psicológicamente a Winston Smith hasta conseguir que éste “amara” al Gran Hermano, aún en contra de su propia voluntad, pueden leerse varios pasajes literarios en los que el escritor inglés describe, de manera bastante lúcida y descarnada, la insaciabilidad de poder que distingue a muchos de los sociópatas que comúnmente solemos llamar “gobernantes”.

Tras recibir porrazos, puñetazos, golpes con varas de acero en las costillas, en los codos, en las espinillas, en los testículos, y, sobre todo, luego de haber visto la suela de una bota militar estrellándose contra su rostro, Winston ahora se encontraba atado de manos y pies en una “cama de campaña”. Aunque, en lugar de una cama de campaña, como atinadamente indica la traducción al español realizada por Rafael Vásquez Zamora, yo diría más bien, por mero ejercicio imaginativo, que Winston se hallaba tumbado en una cama, atado por las muñecas y los tobillos, con correas de seguridad, bien ajustadas, como aquellas que suelen emplearse en los protocolos de inmovilización de un paciente que se ha agitado por algún trastorno delirante.

Fotograma de 1984, adaptación cinematográfica escrita y dirigida por Michael Radford.

De esa forma, al menos así me lo figuro, se encontraba Winston -que, por supuesto, no estaba «loco», en lo absoluto-, recibiendo descargas eléctricas cada vez más potentes en todo el cuerpo, una y otra vez, una y otra vez, por parte de su siniestro torturador, O’ Brien.

Y cuando el desesperante dolor cesaba, tan siquiera por unos escasos instantes, O’ Brien aprovechaba aquellos breves momentos para explicarle a Winston Smith, con todo lujo de detalles, en qué consiste verdaderamente el delirio de poder ansiado por las castas oligárquicas, así como por los cipayos gobernantes.

Gobernantes que, valiéndose del enorme poderío del Estado, también terminan erigiéndose en una fétida casta similar a la que una vez criticaron, en una especie de nomenclatura, en un pequeño club de privilegiados donde convergen vergonzosos personajes, así como funcionarios sumisos y pusilánimes, que rinden inobjetable obediencia a una clase de dirigentes políticos que se dedican, sin descanso, a triturar disidentes, así como a convertir en marionetas rastreras y serviles a los máximos representantes del Poder Público Nacional, tal y como desde hace décadas ha estado ocurriendo en el país orwelliano donde reside el autor que escribe estas líneas.

Parece que 1984 y el mundo real comparten la misma frontera.

Leamos con suma atención:

…El verdadero poder, el poder por el que tenemos que luchar día y noche, no es poder sobre las cosas, sino sobre los hombres. —Después de una pausa, asumió de nuevo su aire de maestro de escuela, examinando a un discípulo prometedor —

— Vamos a ver, Winston, ¿cómo afirma un hombre su poder sobre otro?

Winston pensó un poco y respondió:

— Haciéndole sufrir.

— Exactamente. Haciéndole sufrir. No basta con la obediencia. Si no sufre, ¿cómo vas a estar seguro de que obedece tu voluntad y no la suya propia? El poder radica en infligir dolor y humillación. El poder está en la facultad de hacer pedazos los espíritus y volverlos a construir dándole nuevas formas elegidas por ti. ¿Empiezas a ver qué clase de mundo estamos creando? Es lo contrario, exactamente lo contrario de esas estúpidas utopías hedonistas que imaginaron los antiguos reformadores. Un mundo de miedo, de ración y de tormento, un mundo de pisotear y ser pisoteado, un mundo que se hará cada día más despiadado. El progreso de nuestro mundo será la consecución de más dolor. Las antiguas civilizaciones sostenían basarse en el amor o en la justicia. La nuestra se funda en el odio. En nuestro mundo no habrá más emociones que el miedo, la rabia, el triunfo y el auto-rebajamiento. Todo lo demás lo destruiremos, todo. Ya estamos suprimiendo los hábitos mentales que han sobrevivido de antes de la Revolución. Hemos cortado los vínculos que unían al hijo con el padre, un hombre con otro y al hombre con la mujer. Pero en el futuro no habrá ya esposas ni amigos. Los niños se les quitarán a las madres al nacer, como se les quitan los huevos a la gallina cuando los ponen. El instinto sexual será arrancado donde persista. La procreación consistirá en una formalidad anual como la renovación de la cartilla de razonamiento. Suprimiremos el orgasmo. Nuestros neurólogos trabajan en ello. No habrá lealtad; no existirá más fidelidad que la que se debe al Partido, ni más amor que el amor al Gran Hermano. No habrá risa, excepto la risa triunfal cuando se derrota a un enemigo. No habrá arte, ni literatura, ni cienciaNo habrá distinción entre la belleza y la fealdad. Todos los placeres serán destruidos. Pero siempre, no lo olvides Winston, siempre habrá el afán de poder, la sed de dominio, que aumentará constantemente y se hará cada vez más sutil. Siempre existirá la emoción de la victoria, la sensación de pisotear a un enemigo indefenso. Si quieres hacerte una idea de cómo será el futuro, figúrate una bota aplastando un rostro humano… incesantemente”.

Orwell desgrana la perversa relación que existe entre los codiciosos y el poder. Fotograma de 1984, adaptación cinematográfica escrita y dirigida por Michael Radford.

En aquel pasaje literario, Orwell desgrana la perversa relación que existe entre los codiciosos y el poder. Una voracidad implacable, propia de una sociedad orwelliana, donde no existe independencia alguna en el aparato de justicia, tampoco la necesaria separación de los poderes públicos, donde la fuerza policial y militar es usada de forma privada por particulares, donde la censura instaurada es bárbara, atroz, y donde las condiciones de vida de los gobernados son infrahumanas, para así mantener el inalterable funcionamiento de una sociedad jerárquica. Difícilmente alguien más pudiera explicarlo mejor.

Y es que O’ Brien es, para mí, la figura encarnada por todos aquellos sátrapas que detentan el poder gubernamental, estatal, económico y militar de forma vitalicia, en detrimento de la calidad de vida y del estado de bienestar de los gobernados. O’ Brien es la personificación descarnada de un partido únicototalitario, omnipresente y tiránico que controla el poder político y el funcionamiento de la economía nacional. Es la expresión de los tiranos benevolentes que se muestran ante la «prensa» como «defensores de la democracia». O’ Brien es el claro ejemplo del uso perverso de la lengua; es la pérfida sonrisa que aparece en el rostro de un psicópata cuando éste contempla extasiado la lobotomización masiva practicada quirúrgicamente por los medios de comunicación de masas durante las 24 horas del día, los siete días de la semana, los 365 días del año.

O’ Brien es, sin lugar a dudas, la encarnación literaria de lo que significa la muerte de la privacidad en este mundo moderno. Escena de 1984, escrita y dirigida por Michael Radford.

O’ Brien es, a mi juicio, el truculento reflejo de todos aquellos agentes de inteligencia al servicio de perversos propósitos. Es la representación de aquellos secuaces contratados a sueldo para violar la dignidad humana y asesinar moralmente a un individuo. O’ Brien es la reproducción fidedigna del falso patriotismo; la imagen gráfica de cada bota militar, orgullosa y apasionada, por formar parte de la memoria colectiva del partido; de cada bota militar, hinchada de triunfo, por formar parte del colectivismo oligárquico, en palabras de Orwell. O’ Brien es cada efectivo militar cooptado por intereses mezquinos al servicio de una fracción ideológica dominante. O’ Brien, quien vigiló milimétricamente a Winston Smith durante siete años ininterrumpidos, es la figuración literaria del programa de espionaje masivo de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos en colaboración con Silicon Valley. O’ Brien es, sin lugar a dudas, la encarnación literaria de lo que significa la muerte de la privacidad en este mundo moderno.

Y es que O’ Brien es, sobre todo, la encarnación de los experimentos más aterradores de la psicología y los programas de control mental de la CIA, de los cuales existen numerosos documentos que así lo evidencian. O’ Brien, en un futuro no muy lejano, y con toda seguridad, representará los inminentes peligros que podría implicar la neuro-ingeniería, si esta disciplina no es aplicada éticamente.

En tanto, Winston Smith, es la metáfora de un disidente encarcelado por el simple hecho de pensar, de un ser humano que cuestiona de forma legítima todo un sistema abusivo a su alrededor, de un preocupado buscador de la verdad. Winston es la metáfora de alguien que desea comprender genuinamente los tiempos que vive y que paga las consecuencias por rebelarse. Winston encarna la defensa del sentido común, la incansable búsqueda de la belleza en medio de una sociedad mísera, mutilada y carente de contenido. Winston es la personificación del pensamiento libre. Es la expresión de un ser humano que se siente asqueado por la sempiterna imposición estatal del conformismo; es la expresión de un ser humano que sufre el hastío de vivir en medio de un desierto espiritual cada vez más creciente. Winston, es la representación de alguien lacerado por la aplastante subyugación.

Guardando los paralelismos, Winston, vigilado y perseguido por la Policía del Pensamiento durante siete años ininterrumpidos, también podría compararse con un personaje como el periodista australiano, Julian Assange, creador de WikiLeaks, un hombre perseguido día y noche por la CIA, un héroe insólitamente encarcelado por filtrar documentación clasificada que evidencia los atroces crímenes de guerra cometidos por las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos en naciones soberanas como Irak y Afganistán; un periodista incriminado, además, por esa misma prensa que una vez lo apoyó, como es el caso de The Guardian, The New York Times, The Economist, Vaughan Smith, George Soros, los Rothschild, el Consejo de Relaciones Exteriores, entre otros.

Sí, Julian Assange, un hombre encarcelado y torturado por filtrar miles de documentos vinculados con extensos crímenes contra la humanidad, cometidos por el Complejo Industrial Militar.

Igualmente, también vale la pena comparar a Winston Smith con alguien como Edward Snowden, un experto informático exiliado por filtrar documentos secretos sobre un plan de espionaje masivo que sigue atentando contra la privacidad de cada ciudadano estadounidense, en nombre de la supuesta «seguridad nacional».

En los tres casos, Winston, Julian y Edward, se trata de tres sujetos rebelados contra el Gran Hermano. Uno de ellos, en la literatura, y los otros dos en el mundo real.

¿Quién se atreverá a enderezar este entuerto?

«Si tú eres un hombre, Winston, es que eres el último. Tu especie se ha extinguido; nosotros somos los herederos. ¿Te das cuenta de que estás solo, absolutamente solo? Te encuentras fuera de la historia, no existes. — Cambió de tono y de actitud y dijo con dureza—: ¿Te consideras moralmente superior a nosotros por nuestras mentiras y crueldades?»

DOMINANDO A LA SOCIEDAD

Desde la telepantalla, una instructora del Partido dictaba diariamente una rutina obligatoria de ejercicios a todos los habitantes de Oceanía, como en un cuartel militar. Escena de 1984, adaptación cinematográfica escrita y dirigida por Michael Radford.

Manipularte hasta un punto en el que no logres distinguir la realidad de la fantasía. Ese es el sueño dorado de los poderosos, convertir a la población mundial en tragacionistas de versiones oficiales.

Lea los siguientes fragmentos de 1984 y compárelos con la realidad circundante:

En cierto modo la visión del mundo inventada por el Partido se imponía con excelente éxito a la gente incapaz de comprenderla. Hacía aceptar las violaciones más flagrantes de la realidad porque nadie comprendía del todo la enormidad de los que se les exigía ni se interesaba lo suficiente por los acontecimientos públicos para darse cuenta de lo que ocurría. Por falta de comprensión, todos eran políticamente sanos y fieles. Sencillamente, se lo tragaban todo y lo que se tragaban no les sentaba mal porque no les dejaba residuos lo mismo que un grano de trigo puede pasar, sin ser digerido y sin hacerle daño, por el cuerpecito de un pájaro”.

También el Partido ejercía su dominio mediante la inoculación de odio en la sociedad, sobre todo a través de la creación de un enemigo extranjero, así éste no existiera realmente.

De igual manera, engañaban a la sociedad a través de la creación de un enemigo interno (El enemigo del Pueblo), aun cuando los enemigos verdaderos eran los propios burócratas del Partido que detentaban el poder.

El Partido os decía que negaseis la evidencia de vuestros ojos y oídos. Ésta era su orden esencial«

Así es el mundo distópico de 1984 detallado por Orwell: donde el partido fomenta la prostitución; donde los niños deben ser engendrados por inseminación artificial y “educados” (o, mejor dicho, adoctrinados) en instituciones públicas de pésima calidad; donde los proletarios gozan de cierta libertad porque son vistos por el Partido como animales sin capacidad de razonamiento.

Los proles, si pudieran darse cuenta de su propia fuerza, no necesitarían conspirar. Les bastaría con encabritarse como un caballo que se sacude las moscas. Si quisieran podrían destrozar el Partido mañana por la mañana”, reza un fragmento de la novela.

Y es que así nos concibe la casta oligárquica que opera en este planeta, la plutocracia que nos gobierna, los amos del mundo, los dueños del cortijo: como meros sacos de huesos, sin esencia; como meros peones del mundo; como carne para picadora; como una masa sucia y aborregada que debe ser destruida; como ovejas con cerebros hackeables; como ganado humano que “debe” ser guiado directamente -y sin rechistar- hacia el matadero. Eso somos para estos inescrupulosos ebrios de poder. No existe ninguna diferencia entre 1984 y el mundo real.

Acaso, ¿se trata de la realidad copiando a la ficción o la ficción preparándonos para la realidad? Lo cierto es que el carácter ovejuno de la población es también un factor vital para mantener el funcionamiento de una sociedad jerárquica, ¿y qué quieren los hombres con poder? Pues más poder. ¿Acaso lo permitiremos?

Durante el desarrollo de la novela, Winston no comprende por qué. Pero dentro de la cámara de la tortura O’ Brien se lo explica claramente, para que no le quede ninguna gota de duda dentro del tintero:

Se trata de esto: el partido quiere tener el poder por el amor al poder mismo. No nos interesa el bienestar de los demás; solo nos interesa el poder. No la riqueza y el lujo, ni la longevidad ni la felicidad; solo el poder, el poder puro. Ahora comprenderás lo que significa el poder puro. Somos diferentes de todas las oligarquías del pasado porque sabemos lo que estamos haciendo. Todos los demás, incluso los que se parecían a nosotros, eran cobardes o hipócritas. Los nazis alemanes y los comunistas rusos se acercaban mucho a nosotros por sus métodos, pero nunca tuvieron el valor de reconocer sus propios motivos. Pretendían, y quizá lo creían sinceramente, que se habían apoderado de los mandos contra su voluntad y para un tiempo limitado y que, a la vuelta de la esquina, como quien dice, había un paraíso donde todos los seres humanos serían libres e iguales. Nosotros no somos así. Sabemos que nadie se apodera del mundo con la intención de dejarlo. El poder no es un medio, sino un fin en sí mismo. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace una revolución para establecer una dictadura. El objeto de la persecución no es más que la persecución misma. La tortura solo tiene como finalidad la misma tortura. Y el objeto del poder no es más que el poder. ¿Empiezas a entenderme?”

O’ Brien, el depravado torturador de Winston, el repugnante ser que le infligía grave dolor físico y psicológico de forma deliberada, desempeñaba, al mismo tiempo, y de forma bastante retorcida, el rol de “amigo”, puesto que O’ Brien era el único “juez” que decidía cuando “tenía Winston que gritar de dolor, cuando podía descansar, cuando lo tenían que alimentar, cuando habían de dejarlo dormir y cuando tenían que reanimarlo con inyecciones. Era él quien sugería las preguntas y las respuestas. Era su atormentador, su protector, su inquisidor, su amigo”.

O’ Brien era «su atormentador, su protector, su inquisidor y su amigo». Escena de 1984, adaptación cinematográfica escrita y dirigida por Michael Radford.

Suele decirse que todo principio tiene un fin, pero eso no estaba cerca todavía. O’ Brien seguía recalcando la supremacía del poder sobre un Winston azotado, atormentado, humillado, fustigado por el dolor físico que le propinaban unos corrientazos eléctricos cada vez más severos:

Somos los sacerdotes del poder -dijo-. El poder es Dios. Pero ahora el poder es solo una palabra en lo que a ti respecta. Y ya es hora de que tengas una idea de lo que el poder significa. Primero debes darte cuenta de que el poder es colectivo. El individuo solo detenta poder en tanto deja de ser un individuo. Ya conoces la consigna del Partido: ‘La libertad es la esclavitud’. ¿Se te ha ocurrido pensar que esta frase es reversible? Sí, la esclavitud es la libertad. El ser humano es derrotado siempre que está solo, siempre que es libre. Ha de ser así porque todo ser humano está condenado a morir irremisiblemente y la muerte es el mayor de todos los fracasos; pero si el hombre logra someterse plenamente, si puede escapar de su propia identidad, si es capaz de fundirse con el Partido de modo que él “es” el Partido, entonces será todopoderoso e inmortal. Lo segundo de que debes darte cuenta es que el poder es poder sobre los seres humanos. Sobre el cuerpo, pero especialmente sobre el espíritu. El poder sobre la materia…, la realidad externa, como tú llamarías…, carece de importancia. Nuestro control sobre la materia es, desde luego, absoluto”.

Esto es lo que llamaríamos un “frenesí de patriotismo”, como ironiza Orwell.

AUSENCIA DE UN SISTEMA DE JUSTICIA

«La amenazadora figura se fundía para que surgiera en su lugar el rostro del Gran Hermano, con su negra cabellera y sus bigotes negros, un rostro rebosante de poder y de misteriosa calma y tan grande que llenaba casi la pantalla». Escena de 1984, adaptación cinematográfica escrita y dirigida por Michael Radford.

Un elemento que me llamó poderosamente la atención en 1984 es que, antes de ser sometido a las descargas eléctricas, Winston Smith ya había sufrido violentas golpizas por parte de los hombres de negro y el resultado de esa coerción fue el siguiente:

Al final se había convertido en un muñeco: una boca que afirmaba lo que le pedían y una mano que firmaba todo lo que le ponían adelante. Su única preocupación consistía en descubrir qué deseaban hacerle para confesarlo inmediatamente antes de que empezaran a insultarlo y amenazarlo. Confesó haber asesinado a distinguidos miembros del Partido., haber distribuido propaganda sediciosa, robo de fondos públicos, venta de secretos militares al extranjero, sabotajes de toda clase… Confesó que había sido espías a sueldo de Asia Oriental ya en 1968. Confesó que tenía creencias religiosas, que admiraba el capitalismo y que era un pervertido sexual. Confesó haber asesinado a su esposa, aunque sabía perfectamente -y tenían que saberlo también sus verdugos- que su mujer vivía aún. Confesó que durante muchos años había estado en relación con Goldstein y había sido miembro de una organización clandestina a la que habían pertenecido casi todas las personas que él había conocido en su vida. Lo más fácil era confesarlo todo -fuera verdad o mentira- y comprometer a todo el mundo. Además, en cierto sentido, todo ello era verdad. Era cierto que había sido un enemigo del Partido y a los ojos del Partido no había distinción alguna entre los pensamientos y los actos”.

Aceptar delitos que jamás se han cometido, chantaje, extorsión, allanamientos arbitrarios, manipulación de información, tratos crueles, privación ilegítima de libertad. Así opera el aparato de justicia en 1984 a través de la corrupción policial y mediante la corrupción de algunos organismos de inteligencia, cuando éstos deciden ensañarse contra una persona inocente.

Cualquier parecido con la realidad es solo una «mera coincidencia».

CONVIRTIENDO LA MENTIRA EN VERDAD

El grandioso escritor Miguel de Cervantes en su espectacular obra literaria La ingeniosa historia de Don Quijote de la Mancha afirma, con toda razón, que «la verdad ha de andar sobre la mentira como el aceite sobre el agua». Sin embargo, tampoco es menos cierto que cuando la mentira se convierte en verdad no hay vuelta atrás, como ha señalado en diversas ocasiones el profesor Michel Chossudovsky, editor de portal de noticias Global Research.

Dicho esto, resulta pavoroso leer cada una de las consignas difundidas por el Gran Hermano en la sociedad distópica de 1984.

Pero es aún más escalofriante internalizar que aquellas consignas imaginadas por Orwell para su novela son aplicadas en el mundo de hoy. ¿O acaso lo sigue dudando?

LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD”

“LA IGNORANCIA ES LA FUERZA”

“DOS Y DOS SON CINCO”


«EL QUE CONTROLA EL PASADO CONTROLA TAMBIÉN EL FUTURO. EL QUE CONTROLA EL PRESENTE CONTROLA EL PASADO»

“EL PODER ES DIOS”

Estos eslóganes del Partido, convertidos en mandatos, constatan que uno de los objetivos de la ingeniería social es subvertir el sentido común, moldear las mentes a conveniencia, para luego instrumentalizar al ser humano. De esta forma, los santurrones del poder político, respaldados por psicólogos sociales contratados a sueldo, pretenden sugerirnos nuestras “convicciones”, mediante una manipulación del lenguaje insidiosa, con apariencias inofensivas.

Así que, considerando cada una de estas consignas orwellianas, cabe preguntarse:

  • ¿Aún crees que el gobierno existe para «cuidarte», que la industria farmacéutica existe para «curarte» y que los medios de comunicación de masas existen para «informarte»?
  • ¿Cuántas veces te has dejado despojar impunemente tus libertades civiles, en nombre de una supuesta “seguridad” que implica el cumplimiento de medidas liberticidas y draconianas?
  • ¿Cuántos deprimidos sonrientes, absortos en sus burbujas de cristal, se sienten a gusto viviendo en un campo de concentración sin lágrimas?
  • ¿Aún crees que los políticos ocupan sus respectivos cargos para «decirnos» la verdad sobre los asuntos bajo su responsabilidad?
  • ¿Todavía sigues creyendo que el mundo actual se divide en izquierdas y derechas?

Y con las consignas del Partido resonando dentro de mi cabeza sigo formulándome más preguntas emergentes:

  • ¿Cuántas veces los gobernantes de nuestros países han dicho estar “del lado correcto de la historia”? ¿Y cuántos de ellos, en tiempo presente, continúan manipulando constantemente el pasado, omitiendo hechos históricos de gran relevancia, omitiendo actores históricos de gran peso, para evitar que la gente común y corriente conozca la verdad histórica acerca de su país y de sus próceres, para así dominar a la población con relatos propagandísticos convenientes a una fracción ideológica dominante?
  • ¿Cuántos gobernantes continúan justificando su desastroso gobernar, a costa de la constante evocación de un pasado manipulado por ellos mismos?
  • ¿Cuántos gobernantes, tiránicos y asesinos, siguen mostrándose al mundo como fervientes defensores de la democracia y máximos defensores de los Derechos Humanos, y tú aún les crees?
  • ¿Cuántos gobernantes mitómanos se han presentado ante la opinión pública como fervientes defensores de la Constitución, pero en realidad son ellos mismos los primeros en violarla?
  • ¿Cuántas veces los mediocres gobernantes solicitan con urgencia los servicios de alguna furcia mediática, para que envíe a un «periodista» sumiso a que haga preguntas complacientes?
  • ¿Cuántos gobernantes se han vendido a través de la TV como «dirigentes independientes», pero resulta que, al informarte debidamente, te das cuenta de que son lacayos de los poderes globales, o, simplemente, lacayos de pobres hombres que solo tienen dinero?
  • ¿Cuántas veces la realidad seguirá encontrándote dormido?

QUIEREN HACERTE CREER QUE «LA NIEVE ES NEGRA»

Winston Smith después de la tortura… Escena de 1984, adaptación cinematográfica escrita y dirigida por Michael Radford.

En 1949, George Orwell escribió su novela distópica 1984. Y en 1951, el filósofo y matemático Lord Bertrand Russell, miembro de la Sociedad Fabiana, escribió un libro titulado Los efectos de la ciencia en la sociedad.

Tal como indica la última entrega del informe Children of Satan III: The Sexual Congress for Cultural Fascism (Los hijos de Satanás III: El Congreso Sexual a Favor del Fascismo Cultural), publicado en la revista de noticias Executive Intelligence Review (EIR), aquel libro de Russell -que bien puede calificarse como un manual para las oligarquías- es una prueba irrefutable de cómo los gobernantes llevan a cabo la ingeniería social al estilo 1984.

De acuerdo con el referido informe, originalmente publicado por el filósofo Lyndon LaRouche, Russell, autor de la doctrina Truman posrooseveltiana y previa a Eisenhower de “fincar un gobierno mundial mediante el terror de las armas nucleares”, consideró lo siguiente:

La cuestión que será de mayor importancia política es la psicología de masas… el aumento de los métodos modernos de propaganda ha aumentado mucho su importancia. De éstos, el más influyente es el que llaman ‘educación’. La religión tiene una función, aunque cada vez menor; la prensa, el cine y la radio tienen una influencia cada vez mayor … cabe esperar que, en su momento, cualquiera podrá persuadir a quien sea de cualquier cosa, si agarra al paciente joven y recibe dinero y equipo del Estado”.

Hasta ahora, Russell analiza, como buen asesor de oligarcas, la importancia de la psicología de masas para manipular a la población. Sin embargo, la siguiente cita, que se desprende de ese pensamiento, es reveladoramente inquietante:

La cuestión hará grandes adelantos cuando la tomen hombres de ciencia bajo una dictadura científica. Los psicólogos sociales del futuro tendrán varias clases de niños en edad escolar, en quienes probarán diferentes métodos para producir una firme convicción de que la nieve es negra. Pronto habrá de llegarse a varios resultados. Primero, que la influencia del hogar resulta obstructiva. Segundo, que no puede hacerse mucho a menos que el adoctrinamiento comience antes de la edad de los diez años. Tercero, que los versos con música y entonados de forma repetida son muy efectivos. Cuarto, que la opinión de que la nieve es blanca habrá de tenerse por demostración de un gusto mórbido por la excentricidad. Pero anticipo. A los futuros científicos les toca precisar estas máximas y descubrir exactamente cuánto cuesta per cápita hacer que los niños crean que la nieve es negra, y cuánto menos costaría hacerles creer que es gris oscuro”.

Russell concluyó con una advertencia que ha sido aplicada desde hace décadas:

Aunque esta ciencia será estudiada con diligencia, deberá reservarse estrictamente a la clase gobernante. Al populacho no habrá de permitírsele saber cómo fueron creadas sus convicciones. Una vez perfeccionada la técnica, cada gobierno que haya estado a cargo de la educación por una generación podrá controlar a sus sujetos de forma segura, sin la necesidad de recurrir a ejércitos ni a policías”.

Razón tuvo el finado estadista y filósofo estadounidense, Lyndon LaRouche, al calificar a Russell como el hombre más malvado sobre la Tierra.

“EL GRAN HERMANO TE VIGILA”

«EL GRAN HERMANO TE VIGILA» (George Orwell). Escena de 1984, adaptación cinematográfica escrita y dirigida por Michael Radford.

Vivimos en un Estado Policial Mundial donde el Gran Hermano nos vigila. Basta aguzar la vista y el oído para darse cuenta.

Por ejemplo, la telepantalla en 1984 es un sistema de televisión que difunde permanentemente mensajes de propaganda del Partido. Es un monitor de video que se encuentra dentro de cada habitación, permitiéndole a la Policía del Pensamiento escuchar y ver a cada ciudadano de Oceanía en tiempo real.

Sin embargo, como se lee en una parte de la novela: «Ningún Estado tenía el poder necesario para someter a todos los ciudadanos a una vigilancia constante”. A excepción de Oceanía.

Desde entonces, los tiempos han cambiado, y aquella telepantalla orwelliana que vigilaba a los ciudadanos de Oceanía ha mutado en algo mucho peor.

Echa un vistazo al mundo real:

  • Congelación de cuentas bancarias a ciudadanos que han ejercido su derecho a manifestar.
  • Certificados digitales obligatorios para entrar a restaurantes, hoteles, eventos o gimnasio.
  • vigilancia policial predictiva.
  • Sistemas de reconocimiento facial excepcional.
  • Rastreadores para ubicación de teléfonos.
  • Destrucción del dinero en efectivo para imponer una moneda única digital controlada por un Banco Central.
  • Sistema de créditos sociales que se apoyan en aplicaciones de celular y cámaras de vigilancia, así como en la colaboración de las empresas de servicios conectadas en red para controlar la conducta de sus ciudadanos a través de un sistema de puntos.
  • Calculadora de huella de carbono.
  • Identificación Digital (ID).
  • Ciudades de los Quince Minutos.
  • Ley de la Inteligencia Artificial.
  • Drones para vigilancia y seguridad.
  • Cuadrúpedos robóticos patrullando en las calles para velar por el cumplimiento de protocolos sanitarios anticientíficos.
  • «Policías de redes sociales» que delatan a cualquier ciudadano que piense diferente
  • Acceso ilimitado a información de personas y empresas con propósitos de seguridad nacional.
  • Sistemas digitales de control social para medir la lealtad en las elecciones y administrar la escasez de un país mediante el clientelismo económico.
  • Grupos paramilitares financiados con fondos públicos del Estado que vigilan a los ciudadanos.
  • Redes sociales creadas con fines de espionaje.
  • Creación desmedida de cuerpos policiales.
  • Aviones no tripulados.
  • Sistemas de mando (C2) impulsados por Inteligencia Artificial.
  • Militarización del océano.
  • Satélites espías.
  • Telescopios espaciales flotando en órbita geosincrónica que puedan tomar imágenes en tiempo real o video en vivo de cualquier lugar de la Tierra.
  • Implantación masiva de los códigos QR.
  • La dictadura de los algoritmos.
  • Certificados de viajes.
  • Sistemas G.P.S dentro del cuerpo humano.
  • Chips cerebrales inalámbricos.
  • «Telepatía electrónica».

Piensa por un instante ¿hasta qué punto todo esto es por nuestro bien?

Piensa por un instante ¿hasta qué punto todo esto es por nuestro bien?

«El cerebro es y será el campo de batalla del siglo 21. Fin de la historia», así lo dijo el neurólogo de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA, por sus silgas en inglés) y jefe del Programa de Estudios de Neuroética de la Universidad de Georgetown, Washington DC, el Dr. James Giordano (quien también es experto en armas), durante su presentación en la Academia Militar de West Point NY. Para más información, lea el artículo escrito por el analista Peter Koening, publicado en Global Research.

A confesión de parte, relevo de pruebas.

PROHIBIDO PENSAR

El Partido os decía que negaseis la evidencia de vuestros ojos y oídos. Ésta era su orden esencial». Escena de 1984, adaptación cinematográfica escrita y dirigida por Michael Radford.

La novela distópica 1984 es una advertencia escalofriante sobre los peligros de la censura y la autocensura.

Para nadie debería ser un secreto que el propósito de los medios de comunicación de masas no es informar a la población, veraz y oportunamente, sino mantener alejado a los individuos de «ideas peligrosas» que puedan estimularlos a pensar por sí mismos.

Basta leer los once principios de propaganda nazi creados por Joseph Goebbels para darse cuenta de que actualmente cada uno de estos fundamentos es aplicado al pie de la letra, tanto por los medios de comunicación de masas en manos de un puñado de poderosas corporaciones que controlan las redes de distribución y la generación de contenido, como por los Mas Media dominados por los gobiernos totalitarios.

Por ejemplo, uno de esos once fundamentos es el «principio de la unanimidad», que consiste en llegar a convencer a mucha gente que se piense “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad, es decir, la estandarización del pensamiento.

De la misma manera, una forma de mantener a la población desinformada es a través de la sistemática difusión de propaganda política disfrazada de información, que cuenta con el respaldo de agitadores políticos que lucen máscaras de periodistas.

En ese sentido, el «principio de la vulgarización» consiste en que “toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

Los grandes poderes económicos y los gobiernos tiránicos, a través de los Mass Media, se enfocan en instaurar un pensamiento único, basado en la propaganda, así como en la propagación de mentiras y medias verdades. Así actuaron en el pasado los Estados totalitarios del siglo 20. Así actúan los Estados totalitarios en el siglo 21.

Una forma de atacar al pensamiento libre en la sociedad orwelliana de 1984 es a través de la falsificación de los hechos históricos, llevada a cabo mediante la alteración de nombres de calles y monumentos arquitectónicos, para evitar cualquier vestigio de pasado, con el propósito de evitar que los ciudadanos de Oceanía establecieran comparaciones históricas entre las paupérrimas condiciones de vida promovidas por la Revolución y la calidad de vida que existía antes de la Revolución.

Esta modificación del pasado también abarcaba la alteración de libros, revistas, folletos, carteles, programas, fotografías, bandas sonoras, historietas y películas. Así era como el Partido controlaba la realidad. Solo se dedicaba a promover masivamente la adopción de opiniones contradictorias, el uso de la lógica contra la lógica, el repudio de la moralidad y la adopción de ésta a conveniencia y, sobre todo, la creencia de que el partido es el “guardián de la democracia”.

Y es que, para el totalitarismo nacional o internacional, todo ciudadano que piense por sí mismo, todo periodismo que sea independiente debe ser eliminado, neutralizado, injuriado o ridiculizado, de una forma u otra.

Cada vez más aumentan los casos de individuos o grupos censurados, silenciados y desaparecidos de plataformas digitales como Facebook, Twitter (ahora X), YouTube e Instagram, por el simple hecho de expresar ideas que se consideran «políticamente incorrectas» o «conspirativas». Inmediatamente son calificadas como «desinformación».

En casos más extremos, el silenciamiento, la censura y la prohibición del acto de pensar también se manifiesta en fatídicos ataques contra la libertad de prensa, como, por ejemplo, asesinatos de periodistas, encarcelamientos injustificados, detenciones arbitrarias, persecuciones, chantajes, cierre de emisoras de radio, cierre de canales de televisión, cierre de periódicos, confiscación de equipos, presiones económicas, monopolio de la venta de papel, restricciones en el derecho de acceso a la información pública, bloqueo de páginas web, medios que callan la verdad para seguir cobrando la publicidad institucional, medios que fungen como meras correas de transmisión de la propaganda gubernamental, así como firmas pagadas a sueldo para ajustar la verdad a convenientes relatos ideológicos o intereses políticos.

Desde el mismo momento en que Winston Smith comenzó a escribir su diario, supo que estaba condenado a la tumba.

Desde el mismo momento en que Winston Smith comenzó a escribir su diario, supo que estaba condenado a la tumba.

Así que pregúntese, ¿quiénes controlan el flujo de la información en el mundo? ¿Quiénes controlan el flujo de información dentro de su país? ¿Cuánto tiempo de su vida ha estado sometido a los principios de propaganda nazi, de Goebbels, sin saberlo? ¡Es hora de que comiences a buscar la verdad por tus propios medios!

Sigamos hablando de censura y control.

En el caso de la prensa mundial, ésta es controlada, casi en su totalidad, por una herramienta llamada NewsGuard, que muestra clasificaciones de confianza para más de 7.500 sitios web de noticias e información.

Tal como indica el portal web de noticias Red Voltaire, NewsGuard no es una asociación “sin objetivo de lucro” sino una próspera empresa. En pocas palabras: un organismo que se erige como único «juez» de la verdad. Veamos quiénes son los integrantes de Newsguard, de acuerdo a lo leído en esta nota titulada «Publicis y Knight Foundation controlan la prensa mundial. Así lo hacen«:

«NewsGuard tiene en su Comité de Consejeros a los siguientes personajes:
 Anders Fogh Rasmussen, ex secretario general de la OTAN, hoy consejero del presidente ucraniano Volodimir Zelenski;
 Michael Hayden, ex director de la CIA;
 Tom Ridge, ex secretario del Departamento de Seguridad de la Patria (Homeland Security o DHS) de Estados Unidos;
 Richard Stengel, ex subsecretario estadounidense de Diplomacia Pública (léase “propaganda”);
 y Jimmy Wales (alias “Jimbo Wales”), cofundador de Wikipedia»

Según se lee en la referida nota periodística publicada el pasado 20 de noviembre de 2023, durante la pandemia de Covid-19, NewsGuard se dedicó también a reprimir duramente los sitios web informativos que criticaban las medidas liberticidas impuestas por los gobiernos.

«Los poderes políticos que se esconden detrás de NewsGuard, pero que son fácilmente identificables a través de su Comité de Consejeros, hacen que potencias capitalistas amigas aporten los fondos que financian su cruzada», indica la Red Voltaire.

Los dos principales accionistas de NewsGuard son Publicis y Knight Foundation, vinculadas con las multinacionales farmacéuticas y Silicon Valley. Saque usted sus propias conclusiones.

En la actualidad, los medios de comunicación de masas siguen concentrándose en pocas manos. Y, como en 1984, esta centralización determina la forma en que esa «prensa» -o debería decir, furcias mediáticas- contará los hechos. Suele decirse que quien controla la información controla la mente y quien controla la información controla a la sociedad entera.

Escuchando al Gran Hermano. Escena de 1984, adaptación cinematográfica escrita y dirigida por Michael Radford.

Evaluemos cuatro ejemplos claros sobre el control de los medios de comunicación, cuyo propósito no es informar veraz y oportunamente sobre lo que sucede, sino cincelar a la opinión pública, de acuerdo a los objetivos dictados por corporaciones y /o fracciones ideológicas dominantes.

PRIMER EJEMPLO.
TODOS TIENEN UN PRECIO: LOS MAGNATES COMPRAN LA PRENSA

Hace pocos meses, el periodista Alan Mcleod reveló cómo el magnate informático Bill Gates -bajo el disfraz de la «filantropía»- ha «donado» miles de millones de dólares a buena parte de las principales cadenas de noticias internacionales y diarios, para influir y estandarizar el pensamiento en la opinión pública.

Las siguientes declaraciones fueron reseñadas en el portal web KontraInfo.com, en una noticia publicada el 22 de julio de 2022:

“Una mirada a la base de datos de la Fundación Bill y Melinda Gates revela cómo el oligarca que influye en la respuesta global a la pandemia ha financiado cientos de medios de comunicación por una suma de al menos U$S 319 millones”, indicó el periodista.

Y luego detalla:

“La Fundación Bill y Melinda Gates ha realizado donaciones por valor de más de U$S 300 millones para financiar proyectos de medios. Los destinatarios de este dinero incluyen muchos de los medios de comunicación más importantes de Estados Unidos, incluidos CNN, NBC, NPR, PBS y The Atlantic. Gates también patrocina una miríada de organizaciones extranjeras influyentes, incluidas la BBC, The Guardian, The Financial Times y The Daily Telegraph en el Reino Unido; destacados diarios europeos como Le Monde (Francia), Der Spiegel (Alemania) y El País (España); así como grandes emisoras globales como Al-Jazeera”.

Vea usted mismo una lista de los principales medios y los montos que recibieron para convertirse en meras correas de transmisión de los intereses económicos de Bill Gates: https://noticiasholisticas.com.ar/bill-gates-y-un-lobby-de-mas-de-us-300-millones-para-controlar-medios-de-comunicacion-fact-checkers-y-universidades-por-fausto-frank/

Dime quién te financia y te diré cómo debes pensar.

SEGUNDO EJEMPLO:
LA REPÚBLICA «ORWELIANA» DE VENEZUELA

En la foto: Hugo Chávez en la portada de la revista «Times».
La telepantalla y las precarias condiciones en que se encontraban los ciudadanos de Oceanía. Escena de 1984, dirigida por Michael Radford.

Antes de hablar sobre censura, autocensura y control de medios, piensa un poco, ¿qué podría esperarse de un pobre país condenado al tercermundismo en el que el cargo a presidente del Consejo Nacional Electoral ha sido ocupado, en reiteradas ocasiones, por militantes del partido de gobierno? ¿No te parece que algo anda mal aquí? El chiste orwelliano se cuenta solo.

Ahora bien, basta con observar la caricatura de mal gusto en que se ha convertido el periodismo venezolano, en un eterno intercambio de dimes y diretes, en una eterna avalancha de análisis remasticados por sesudos «banalistas de opinión» que esperan la aprobación de sus artículos por parte de sus benefactores. La Comunicación Social en Venezuela se ha convertido en una actuación pública grotesca, ridícula, bufa. A tal punto ha llegado este circo cruel, que, incluso, ha habido financiamiento gubernamental a ciertos medios nacionales que se presentan a la opinión pública como «independientes», pero que, en realidad, sus directivos son operadores políticos que durante años se han dedicado a la difusión de propaganda pura y dura en otros medios controlados por el partido de gobierno.

«Todo se desvanecía en la niebla. El pasado estaba borrado. Se había olvidado el acto mismo de borrar. , y la mentira se convertía en verdad» (George Orwell). Escena correspondiente a la adaptación cinematográfica escrita y dirigida por Michael Radford.

Algunos colegas afirman, no sin razón, que el periodismo en Venezuela no murió; lo mataron. Yo estoy de acuerdo, rotundamente. Y es que, para aprender a pensar por nuestra propia cuenta, es imperiosa la existencia de un periodismo libre y sin miedo, verdaderamente comprometido con la verdad.

Como indica un diálogo en la película «El cuarto poder» (1952), de Richard Brooks:

«Este periódico luchará por el progreso y por la reforma. Jamás nos contentaremos con imprimir solamente noticias y nunca temeremos el ataque del mal. Ni con voraz riqueza ni con agobiante pobreza»

Pero regresemos nuevamente a 1984, de Orwell.

Un ejemplo de control gubernamental sobre los medios es Venezolana de Televisión

Un ejemplo típico de control gubernamental sobre los medios es Venezolana de Televisión, principal televisora del Estado, apéndice del partido de gobierno, con cobertura nacional en señal abierta las 24 horas y transmisión en vivo de programas «informativos» (informativos, entre comillas) y de opinión. En este medio estatal, cuyo eslogan es «el canal de todos los venezolanos», los periodistas son expertos en difusión de propaganda televisiva con maestría en ajustar la verdad a relatos ideológicos.

Como en 1984:

Día y noche las telepantallas, le herían a uno el tímpano con estadísticas según las cuales todos tenían más alimentos, más trajes, mejores casas, entretenimientos más divertidos, todos vivían más tiempo, trabajaban menos horas, eran más sanos, fuertes, felices, inteligentes y educados que los que habían vivido hace cincuenta años. Ni una palabra de todo ello podía ser probada o refutada «.

El panorama comunicacional, político, económico y social en la República Orwelliana de Venezuela es, en líneas generales, el siguiente:

Control gubernamental del discurso en los medios, ausencia de pluralidad informativa, compra de medios que rápidamente cambian su línea editorial a una menos incómoda al poder (en algunos casos pasando a favorecerlo), financiamiento gubernamental de medios de comunicación supuestamente «independientes», cierre de emisoras de radio, periódicos y canales de televisión, proscripción de partidos políticos que antes eran «aliados», hostigamiento a dirigentes sindicales, detenciones y encarcelamientos injustificados contra ciudadanos inocentes, linchamientos morales difundidos a través de los medios gubernamentales, chantaje, sometimiento a los trabajadores públicos de ir a manifestaciones partidistas afectas al gobierno aún en contra de su voluntad, graves escándalos de corrupción en grandes instituciones, organismos y empresas gubernamentales y estatales, opacidad administrativa a niveles estratosféricos, financiamiento de grupos paramilitares en las barriadas venezolanas, negocios turbios relacionados con el narcotráfico nacional e internacional que implican a efectivos militares y funcionarios políticos, lavado de dinero, control gubernamental de los poderes públicos del Estado, dilapidación de las riquezas nacionales, asesinatos que la justicia sigue sin resolver, deficiencia en los servicios públicos, pensiones y salarios de hambre, clientelismo político, dirigentes gubernamentales que viven como celebridades del espectáculo en medio de una gran crisis económica, crispación social.

Quien se atreva a pensar distinto a la narrativa oficial, fundamentada en mentiras y medias verdades, inmediatamente será atacado inescrupulosamente -y en horario estelar- por la dialéctica de los devotos pesuvistas.

Como en 1984:

“Decir mentiras a la vez que se cree sinceramente en ellas, olvidar todo hecho que no convenga recordar, y luego, cuando vuelva a ser necesario, sacarlo del olvido solo por el tiempo que convenga, negar la existencia de la realidad objetiva sin dejar ni por un momento de saber que existe esa realidad que se niega…, todo esto es indispensable”.

TERCER EJEMPLO: UNOS INQUISIDORES LLAMADOS «FACT CHEKERS»

Aparte de la compra de medios masivos por parte de los magnates y la tenencia de medios por parte del poder gubernamental, existen también los llamados «verificadores de noticias» (conocidos como «fact checkers«), que, en el mundo de hoy, haciendo una comparación bastante razonable, vendrían siendo los tentáculos de la Policía del Pensamiento, pero, esta vez, en el ciberespacio.

Lo más insólito es que muchos de los grandes medios de comunicación que los fact chekers toman como referencia incuestionable de todo lo que es supuestamente «verdadero» son también los mayores difusores de noticias falsas, así como los más temibles inquisidores de la información.

Fuente: Red Voltaire.
Fuente: Red Voltaire.

El propósito de estas personas o entidades conocidas como fact chekers es proteger el relato dominante, perseguir al periodismo independiente y desmentir la verdad.

CUARTO EJEMPLO:

En los últimos años, Facebook ha destinado más de 600 millones de dólares a la formación de ‎periodistas y a financiar medios de difusión en prácticamente todo el mundo y ahora planea ‎dedicar a esa actividad otros 1 000 millones de dólares. ‎Fuente: Red Voltaire.

CONCLUSIÓN:

Los casi 8 mil millones de habitantes que vivimos en este mundo estamos expuestos al control informativo ejercido por los Mass Media en manos de las corporaciones financieras, tanto en Estados Unidos, como en Europa y América Latina. Igualmente, estamos expuestos a la avalancha de información dirigida generada por gobiernos tiránicos, así como al control gubernamental del discurso en medios públicos y privados.

Al igual que en 1984, diariamente estamos enfrentados al hecho de que nuestro pensamiento pretenda ser moldeado, esculpido, cincelado y estandarizado por intereses particulares. Jamás lo permitiremos.

Y es que para sostener una tiranía es fundamental el control de los medios de comunicación.

El objetivo, como usted sabe, es controlar las mentes. Jamás el propósito ha sido informarte veraz y objetivamente, sino adoctrinarte, mantenerte distraído, manipulado.

Bienvenidos a la Aldea Global.

“Winston, aparte de su trabajo corriente, pasaba mucho tiempo cada día revisando colecciones del Times y alterando o embelleciendo noticias que iban a ser citadas en los discursos” (1984 – George Orwell).

1984 ES CENSURADA EN UNIVERSIDADES

“Las dos finalidades del Partido son conquistar toda la superficie de la Tierra y extinguir de una vez para siempre la posibilidad de toda libertad de pensamiento”.

Ahora bien, hagamos un ejercicio imaginativo bastante sencillo. Si George Orwell estuviera vivo, ¿qué pensaría al interpretar estos tiempos modernos de hipersensibilidad masiva, censura implacable y autoritarismo feroz?

Sin duda, se sorprendería mucho al saber que su propia novela también ha sido acorralada por la cultura de la cancelación en algunas universidades.

Así sucedió recientemente, en 2022, cuando las autoridades de la Universidad de Northampton, en Reino Unido, emitieron un “aviso de advertencia” a los estudiantes sobre la lectura de 1984, por considerarla una obra con “material explícito” “ofensivo y perturbador”.

¡Es el colmo!

Supongo entonces que la realidad es menos ofensiva y explícita que la obra.

Lea la noticia en este link: https://www.dailymail.co.uk/news/article-10430597/University-slaps-trigger-warning-George-Orwells-Nineteen-Eighty-Four.html?ito=amp_whatsapp_share-top

CREER EN DIOS ES UN DELITO

¿No lo crees? La siguiente escena, correspondiente a la tercera parte de 1984, se desarrolla en los terribles sótanos del Ministerio del Amor, donde se encuentra preso Winston, padeciendo un “hambre anormal, roedora”.

Poco después, el poeta Ampleforth entra dando tumbos a la celda. Winston pensó que el poeta Ampleforth era realmente quien le traía la hojilla que necesitaba para suicidarse, para evitar las torturas. Winston llama al poeta por su nombre, y éste le explica por qué está preso:

Para el Partido y el Gran Hermano es un delito nombrar, y más aún, creer en Dios. No es aceptado ningún análisis metafísico. En la neolengua orwelliana se trata de un crimental.

Leamos con atención la siguiente escena:

—Ampleforth

La telepantalla no dijo nada. Ampleforth se detuvo, sobresaltado. Su mirada se concentró en unos momentos sobre Winston.

— ¡Ah, Smith! -dijo- . ¡También tú!
— ¿De qué te acusan?

— Para decir la verdad… — sentose embarazosamente en el banco de enfrente a Winston— Solo hay un delito, ¿verdad?
— ¿Y tú lo has cometido?
— Por lo visto

Se llevó una mano a la frente y luego las dos apretándose las sienes en un esfuerzo por recordar algo.

— Estas cosas suelen ocurrir -empezó vagamente-. A fuerza de pensar en ello, se me ha ocurrido que pudiera ser…, fue desde luego una indiscreción, lo reconozco. Estábamos preparando una edición definitiva de los poemas de Kipling. Dejé la palabra Dios al final de un verso. ¡No pude evitarlo! – añadió casi con indignación, levantando la cara para mirar a Winston- Era imposible cambiar ese verso. God (Dios) tenía que rimar con ‘rod’. ¿Te das cuenta de que sólo hay doce rimas para ‘rod’ en nuestro idioma? Durante muchos días me he estado arañando el cerebro. Inútil, no había ninguna otra rima posible.”.

Encarcelado por citar a Dios en el último verso de un poema. Parece algo exagerado. Pero el mundo de hoy, cada vez más secular, es, en gran medida, una copia de la referida escena.

Incluso, tal es así, que pudiéramos decir que la realidad actual resulta mucho más inquietante que la referida escena orwelliana, si, por ejemplo, nos informamos debidamente acerca de la actual persecución que existe contra hermanos cristianos en el siglo 21, hostigamiento que, por cierto, omiten los medios convencionales, ¿y por qué?

Según el informe «Cristianos mártires en Nigeria», publicado por la Sociedad Internacional para las Libertades Civiles y el Estado de Derecho (Intersociety), más de 50.000 cristianos han sido asesinados en Nigeria desde el estallido de la insurgencia islamista de Boko Haram en 2009. El estudio puede encontrarse en el sitio web Vatican News. Acá puede acceder al referido estudio: https://www.vaticannews.va/en/church/news/2023-04/over-50000-christians-killed-in-nigeria-by-islamist-extremists.html

Por otra parte, el más reciente informe de la ONG Puertas Abiertas, que trabaja en más de 60 países desde 1955 con el objetivo de apoyar a cristianos perseguidos, presentó su más reciente informe donde revela que Colombia encabeza la lista de países latinoamericanos donde los cristianos se enfrentan a persecución extrema.

Si vemos con detalle el listado de países (ver puertasabiertas.org), en los primeros lugares están: Afganistán, Corea del Norte, Somalia y varios países africanos y asiáticos donde se practican: islam, agnosticismo, hinduismo, budismo y cristianismo.

Las fuentes de persecución en estos lugares se basan en: extremismo islámico, opresión comunista, totalitarismo y nacionalismo religioso. Puede consultar el documento en el siguiente link: https://www.revistahyc.com/2022/02/04/colombia-primer-pais-latino-en-lista-mundial-de-persecucion/

Es increíble la cantidad de cristianos asesinados en África y América Latina por el fundamentalismo religioso, el narcotráfico y el paramilitarismo. Y como mencionamos líneas arriba, la “prensa libre” informa escasamente, ¿qué se esconde detrás de esta omisión? ¿Hasta qué punto esconder estos crímenes y no generar conciencia al respecto implica seguirle el juego a la doctrina secularista, que expresa indiferencia por la fe, la religión y lo metafísico?

En estos tiempos de secularismo universal, conversar de forma profunda sobre Dios, fe, metafísica, espiritualidad, esencialismo, inmortalidad, trascendencia y religiosidad, resulta irritante para no pocas personas, sobre todo para los fundamentalistas y ateístas.

Tal como señala el catedrático en Matemáticas de la Universidad de Oxford, John Lennox, la mayoría de los ateos niegan que su creencia en el ateísmo constituye, en efecto, un acto de fe.

El cristianismo, de profunda base deontológica, representa un compás moral para cada individuo, en medio de una sociedad cada vez más materialista, relativista y de conductas hedonistas patológicas, donde se justifica el amoralismo y la mentira, propio de la tendencia del ser humano hacia el mal. Me pregunto: ¿A qué conclusión llegaría cada individuo si reflexionara detenidamente y comparara la total incongruencia que existe entre el actuar de los dirigentes políticos con relación a los principios éticos y morales establecidos por el cristianismo desde hace siglos?

Suele decirse que el diablo se esconde detrás de la cruz…

Lea: «Disparando contra Dios. Por qué los nuevos ateos no dan en el blanco» es el último libro del catedrático en Matemáticas de la Universidad de Oxford, John Lennox, en el que defiende la existencia de Dios como «la base de la moralidad» frente a un ateísmo donde «todo es permisible».

ATONTANDO A LAS MASAS

«A Winston le sorprendía que lo más característico de la vida moderna no fuera su crueldad ni su inseguridad, sino sencillamente su vaciedad, su absoluta falta de contenido«. Adaptación cinematográfica de 1984, escrita y dirigida por Michael Radford.

En 1984 -y en el mundo moderno también- el dominio más efectivo no se ejerce por la fuerza, sino a través del control de la mente, como hemos visto.

En esta novela distópica, el Partido apostaba siempre a la devastación de la psique de cada individuo mediante la destrucción del lenguaje, la telebasura, la fabricación de pornografía barata, la promoción de la guerra como método de entretenimiento, el fanatismo, los mediocres espectáculos, los Dos Minutos de Odio, la promoción de juegos de envite y azar.

Quizás Orwell se hubiera impresionado aún más al contemplar la estupidización masiva que puede observarse en plataformas como Tik Tok, Instagram, Facebook, Twitter, entre tantas otras.

En palabras de Orwell:

A Winston le sorprendía que lo más característico de la vida moderna no fuera su crueldad ni su inseguridad, sino sencillamente su vaciedad, su absoluta falta de contenido”.

VENDIENDO LA POBREZA COMO VIRTUD

Otra forma de lavarle el cerebro a la población es vendiéndole la disparatada idea de concebir la pobreza como virtud. Pero ¿qué pérfidos objetivos se esconden detrás de esta ingeniería social del pensamiento, promovida fundamentalmente por gobiernos populistas en nombre de la «izquierda»?

Orwell lo explica con total perspicacia:

“Si la riqueza llegaba a generalizarse, no serviría para distinguir a nadie. Sin duda, era posible imaginarse una sociedad en que la riqueza, en el sentido de posesiones y lujos personales, fuera equitativamente distribuida mientras el poder siguiera en manos de una minoría, de una pequeña casta privilegiada. Pero, en la práctica, semejante sociedad no podría conservarse estable, porque si todos disfrutasen por igual del lujo y del ocio, la gran masa de seres humanos, a quienes la pobreza suele imbecilizar, aprenderían muchas cosas y empezarían a pensar por sí mismos; y si empezaran a reflexionar, se darían cuenta más pronto o más tarde que la minoría privilegiada no tenía derecho alguno a imponerse a los demás y acabarían barriéndolesA la larga, una sociedad jerárquica solo sería posible basándose en la pobreza y en la ignorancia”.

Políticas asistencialistas, clientelismo económico, bonificaciones, subsidios, subvenciones, entrega de bolsas repletas de alimentos -en muchos casos, de pésima calidad- y productos higiénicos por parte de las instituciones gubernamentales. En pocas palabras, todo este acopio de limosnas se traduce en pérdida de libertad económica, ¿quién podría negarlo? Se trata de programas para incentivar la pobreza, no para erradicarla. Todas estas medidas, lejos de solventar problemas estructurales o individuales, promueven la coacción social, la corrupción, la vulneración de derechos socioeconómicos y la opacidad, en medio de una población urgida de satisfacer sus necesidades más elementales.

Independientemente de las narrativas de guerra económica y financiera que un gobierno justifique, todas estas medidas clientelares son para mantener subyugada a la población, como ocurría en la sociedad distópica de 1984. El propósito de estos protervos dirigentes políticos, cuya característica es la incompetencia, es mantenerte dependiente, sumido en la esclavitud, mientras ellos disfrutan las mieles del poder.

Lea este pasaje que aparece en la novela de Orwell:

“La atmósfera social es la de una ciudad sitiada, donde la posesión de un trozo de carne de caballo establece la diferencia entre la riqueza y la pobreza. Y, al mismo tiempo, la idea de que se está en guerra, y, por tanto, en peligro, hace que la entrega de todo el poder, a una reducida casta parezca la condición natural e inevitable para sobrevivir”.

Sin embargo, para el dominio total de la mente, el poder suele promover la aceptación social de filosofías destructivas.

LA DICTADURA DEL RELATIVISMO

«¿Cuántos dedos, Winston?». Adaptación cinematográfica de 1984, escrita y dirigida por Michael Radford.

La negación de verdades autoevidentes. A mi juicio, el relativismo es la filosofía perniciosa más difundida por el Partido, a través del Gran Hermano.

En 1984, la Ley de la Gravedad no existe si yo digo que no existe. Tal sinsentido, entre tantos otros, es considerado como un argumento “válido” en esta sociedad distópica.

En el siglo 21 el virus del relativismo filosófico ha penetrado como un cáncer de hueso en el esqueleto de la sociedad, llevándola al abismo de lo absurdo, al abismo de la abolición del ser, al abismo del hiper – particularismo, a la idiotez de creer que la nieve es negra, al relativismo deportivo de negar verdades autoevidentes, al extremo estéril de situar los sentimientos por encima de los hechos con el fin de negar la realidad objetiva. Todo esto con un gran propósito: atrofiar la capacidad de raciocinio del ser humano.

Leamos estos dos fragmentos de 1984 en el que se pone de manifiesto el objetivo del relativismo filosófico:

Todo podía ser verdad. Las llamadas leyes de la Naturaleza eran tonterías. La ley de la gravedad era una imbecilidad. ‘Si yo quisiera -había dicho O’ Brien-, podría flotar sobre este suelo como una pompa de jabón’. Winston desarrolló esta idea: ‘Si él cree que está flotando sobre el suelo y yo simultáneamente creo que estoy viéndolo flotar, ocurre efectivamente’. De repente, como un madero de un naufragio que se suelta y emerge en la superficie, le acudió este pensamiento: ‘No ocurre en realidad. Lo imaginamos. Es una alucinación’.

…No habrá arte, ni literatura, ni ciencia. No habrá distinción entre la belleza y la fealdad.

Tal como indica el filósofo peruano-húngaro, Miklos Lukacs de Pereny, en su libro Neo Entes -Tecnología y cambio antropológico en el siglo 21, el relativismo es una perspectiva filosófica que propone que las valoraciones sobre la verdad y la falsedad, belleza y fealdad, bondad y maldad, son producto de marcos de referencia y evaluación dependientes del contexto. Por tanto, el relativismo, en su contradicción, rechaza de forma absoluta toda realidad objetiva y considera que todos los puntos de vista son válidos y relevantes. Considera que las normas de la moral son solo “convenciones”. Es una filosofía ferozmente individualista que atenta, incluso, contra la naturaleza humana.

De hecho, uno de los tentáculos del progresismo woke y de la agenda globalista es, precisamente, el relativismo filosófico.

Se trata de una hiper-subjetividad que pretende destronar al sentido común. Una hiper-subjetividad que nos imposibilita llegar a puntos de acuerdo. Una hiper-subjetividad que pretende desmentir verdades absolutas, como, por ejemplo, que la nieve es blanca y no negra. Una hiper-subjetividad que pretende situar las opiniones por encima de los hechos, al relato sobre el dato, a la mentira sobre la verdad.

Los ejemplos sobran. El más crudo de todos: la disforia de género. Niñas menores de edad con sus senos mutilados, que se creen varones; o varones menores de edad sometidos a vaginoplastias que se creen “hembras”. Todo esto se hace en nombre de una falsa idea de «progreso». Y al final, esos niños y adolescentes con disforia de género terminan suicidándose.

Si Orwell hubiese visto todo esto se hubiera horrorizado, con toda seguridad.

Lea el siguiente artículo publicado en el portal web KontraInfoLos intentos de suicidio se duplican después de las operaciones de “cambio de sexo” – Por Carlos Esteban

¿Qué tan diabólico puede llegar a ser el relativismo filosófico?

Lea el siguiente pasaje que aparece en la tercera parte de 1984:

«…Tienes que humillarte si quieres volverte cuerdo.

Después de una pausa de unos momentos, prosiguió:

— ¿Recuerdas haber escrito en tu Diario: “la libertad es poder decir que dos más dos son cuatro”

— Sí — dijo Winston—

— Y si el Partido dice que no son cuatro sino cinco? Entonces, ¿cuántos hay?

— Cuatro
La palabra terminó con un espasmo de dolor. La aguja de la esfera había subido a cincuenta y cinco. A Winston le sudaba todo el cuerpo. Aunque apretaba los dientes, no podía evitar los roncos gemidos. O’ Brien lo contemplaba, con los cuatro dedos todavía extendidos. Soltó la palanca y el dolor, aunque no desapareció del todo, se alivió bastante.

— ¿Cuántos dedos, Winston?
— Cuatro
La aguja subió a sesenta

— ¿Cuántos dedos, Winston?

— ¡¡Cuatro!! ¡¡Cuatro!! ¿Qué voy a decirte? ¡Cuatro!

La aguja debía de marcar más, pero Winston no la miró. El rostro severo y pesado y los cuatro dedos ocupaban por completo su visión. Los dedos, ante sus ojos, parecían columnas, enormes, borrosas y vibrantes, pero seguían siendo cuatro, sin duda alguna.

— ¿Cuántos dedos, Winston?
— ¡¡Cuatro!! ¡Para eso, para eso! ¡No sigas, es inútil!

— ¿Cuántos dedos, Winston?

— ¡Cinco! ¡Cinco! ¡Cinco!

— No, Winston; así no vale. Estás mintiendo. Sigues creyendo que son cuatro. Por favor, ¿cuántos dedos?
— ¡¡Cuatro!! ¡¡Cinco!! ¡¡Cuatro!! Lo que quieras, pero termina de una vez. Para este dolor.

Ahora estaba sentado en el lecho con el brazo de O’Brien rodeándole los hombros. Quizá hubiera perdido el conocimiento durante unos segundos. Se habían aflojado las ligaduras que sujetaban su cuerpo. Sentía mucho frío, temblaba como un azogado, le castañeaban los dientes y le corrían lágrimas por las mejillas. Durante unos instantes se apretó contra O’ Brien como un niño, confortado por el fuerte brazo que le rodeaba los hombros. Tenía la sensación de que O’Brien era su protector, que el dolor venía de afuera, de otra fuente, y que O’ Brien le evitaría sufrir.

— Tardas mucho en aprender, Winston — dijo O’ Brien son suavidad—

— No puedo evitarlo— balbuceó Winston—. ¿Cómo puedo evitar ver lo que tengo ante los ojos si no los cierro? Dos y dos son cuatro.

— Algunas veces sí, Winston; pero otras veces son cinco. Y otras, tres. Y en ocasiones son cuatro, cinco y tres a la vez. Tienes que esforzarte más. No es fácil recobrar la razón.

En 1984 se hace referencia a otras perspectivas filosóficas afines e igualmente perniciosas difundidas por el Partido, como el utilitarismo, puesto que Winston – y millones de ciudadanos en Oceanía- son instrumentalizados y cosificados para mantener en pie a la sociedad jerárquica del Gran Hermano.

También el maltusianismo y el materialismo filosófico, que niega, como observamos anteriormente, toda dimensión trascendental del ser humano, su fe, su esencia, su propósito, así como sus capacidades metafísicas y deontológicas. Y, por supuesto, también se evidencia la instauración de una dictadura tecnocrática mediante el cientificismo, orientado a estudiar las ciencias de la mente para destruirla.

TORTURA CON RATAS

«Winston había sido atado en una silla que no se podía mover en lo absoluto, ni siquiera podía mover la cabeza que le tenía sujeta por detrás una especie de almohadilla obligándole a mirar de frente». Adaptación cinematográfica de 1984, escrita y dirigida por Michael Radford

La parte más escalofriante de 1984 es aquella aterradora escena descrita por Orwell sobre la tortura con ratas a la que fue sometido Winston Smith.

Así le hablaba O’ Brien a Winston pocos minutos antes de iniciar el castigo:

La rata — dijo O’ Brien, que seguía dirigiéndose a su público invisible—, a pesar de ser un roedor, es carnívora. Tú lo sabes. Habrás oído lo que suele ocurrir en los barrios pobres de nuestra ciudad. En algunas calles, las mujeres no se atreven a dejar a sus niños solos en las casas ni siquiera cinco minutos. Las ratas los atacan, y bastaría muy poco tiempo para que sólo quedaran de ellos los huesos. También atacan a los enfermos y a los moribundos. Demuestran poseer una asombrosa inteligencia para conocer cuándo está indefenso un ser humano».

Luego de terminar de leer el libro, di con una transmisión en vivo del Club de Lectura con César Vidal, fechada el 11 de marzo de 2021, en la que el brillante historiador y periodista español abordó algunos aspectos correspondientes a 1984.

Para mi sorpresa, aquella espantosa escena de torturas con ratas que Orwell describió en su novela está inspirada -de acuerdo con el profesor Vidal- en el Manual de Torturas de la N.K.V.D, un antiguo servicio de represión soviético, génesis de la K.G.V.

Al respecto, leamos lo que comentó el profesor César Vidal a los moderadores del club de lectura:

«Cuando yo leí por primera vez 1984, y eso debió ser a finales de los setenta o muy inicios de los ochenta, pero seguramente antes de 1984, la escena me pareció enormemente imaginativa o, si ustedes lo prefieren, aterradoramente imaginativa. ¿A quién se le puede ocurrir lo de las ratas? Años después, y ya estoy hablando del año 2004 ó 2005, precisamente trabajando con documentación soviética, descubrí de dónde había sacado la idea de la tortura George Orwell y cómo él la había incorporado en su libro. Y es que, en el Manual de Tortura del N.K.V.D, el servicio de represión soviético que había sustituido a la CHEKA, que, al mismo tiempo, era el servicio de represión soviético que creó Lenin, pero que fue cambiando de nombres en un momento determinado. Luego terminaría llamándose KGV. En ese Manual de Tortura (y yo tuve el Manual de Tortura en mis manos, y lo pude fotocopiar) una de las torturas era utilizar ratas. La diferencia es que, mientras en el libro de Orwell, esa rata aparece delante de la cara de la persona, y lo que sucede es que en un momento determinado se levanta una rejilla y se lanza sobre la cara de la persona (en este caso la cara de Winston Smith), en el Manual de Tortura del N.K.V.D se utilizaba otro medio que yo no sé si es todavía más aterrador, porque se desnudaba, de cintura para abajo, a la persona a la que se torturaba, y se la sentaba sobre un cubo en cuyo fondo había una rata en agua. En un momento determinado, la persona torturada tenía expuesto totalmente las nalgas, el ano y supongo que, hasta cierto punto, el escroto y la vagina, a esa rata. Entonces, ese cubo con agua, donde estaba la rata, comenzaba a calentarse en un infiernillo, en un hornillo, de tal manera que la rata, al comenzar a sentir que se ahogaba, que se calentaba, saltaba hacia arriba, y, efectivamente, empezaba a morder todo a su paso; es decir, las nalgas, el ano, el escroto y la vagina; en fin, la parte del cuerpo que quedaba expuesta en esta persona. Yo reproduje esa parte del Manual de Tortura del N.K.V.D en uno de mis libros que se titula Chekas de Madrid, donde se describe lo qué eran las prisiones para secuestrar, torturar y ejecutar dentro de lo que era la zona del Frente Popular, la zona republicana durante la Guerra Civil Española. Y concretamente reproduje esta forma de tortura que utilizaba ratas. Yo, personalmente, estoy convencido, porque, además, en Barcelona, las Chekas de Barcelona sirvieron para poner a prueba nuevas formas de tortura que no se habían utilizado, pero que se quería ver cómo funcionaban y, en algunos casos, eran formas de tortura que empleaban formas geométricas, colores, para desestabilizar psicológicamente a la persona. Yo, personalmente, estoy convencido de que el episodio de la rata, Orwell lo toma directamente de su experiencia en la Guerra Civil Española. Es decir, seguramente conoció gente que había sufrido la tortura o le habrían llegado los rumores de esa tortura con ratas y eso, realmente, le llamó la atención con el libro”.

Aún no dejo de pensar en las palabras de O’ Brien a Winston:

«Lo que está ocurriendo aquí es para siempre. Es preciso que se te grabe de una vez para siempre. Te aplastaremos hasta tal punto que no podrás recobrar tu antigua forma. Te sucederán cosas de las que no recobrarás, aunque vivas mil años. Nunca podrás experimentar de nuevo un sentimiento humano. Todo habrá muerto en tu interior. Nunca más serás capaz de amar, de amistad, de disfrutar la vida, de reírte, de sentir curiosidades por algo de tener valor, de ser un hombre íntegro… Estarás hueco. Te vaciaremos y te rellenaremos de… nosotros.”

Y así fue. Winston vivió los últimos días de su vida amando al Gran Hermano, hasta que un día cualquiera le quitaron la vida con un tiro en la nuca.

«Morir odiándolos, esa era la libertad”.

Winston nunca la consiguió…

Texto/Luis José Lovera Calanche

1984. Fragmentos de la primera parte

1) “…el Partido se inclinaba a estimular la prostitución como salida de los instintos que no podían) suprimirse. Esas juergas no importaban políticamente ya que eran furtivas y tristes y solo implicaban a mujeres de una clase sumergida y despreciada. El crimen imperdonable era la promiscuidad entre los miembros del Partido.

2) “Los niños debían ser engendrados por inseminación artificial (semart, como se llamaba en neolengua) y educados en instituciones públicas”.

3) “Los proles, si pudieran darse cuenta de su propia fuerza, no necesitarían conspirar. Les bastaría con encabritarse como un caballo que se sacude las moscas. Si quisieran podrían destrozar el Partido mañana por la mañana”.

4) “Como decía el Partido: “los proles y los animales son libres”.

5) “A Winston le sorprendía que lo más característico de la vida moderna no fuera su crueldad ni su inseguridad, sino sencillamente su vaciedad, su absoluta falta de contenido”.

6) “Todo se desvanecía en la niebla. El pasado estaba borrado. Se había olvidado el acto de borrar, y la mentira se convertía en verdad”.

“Todo lo antiguo, y mucho más lo que tuviera alguna belleza, resultaba vagamente sospechoso”.

7) “La lotería, que pagaba cada semana enormes premios, era el único acontecimiento público al que los proles concedían una seria atención”

8) «El que controlado el pasado -decía el eslogan del partido- controla también el futuro. El que controla el presente controla el pasado»

9) “No era deseable que los proles tuvieran sentimientos políticos intensos”

10) “¿Cómo saber qué era verdad y qué era mentira en aquello? Después de todo, podía ser verdad que la Humanidad estuviera mejor entonces que antes de la Revolución”.

11) “Día y noche las telepantallas, le herían a uno el tímpano con estadísticas según las cuales todos tenían más alimentos, más trajes, mejores casas, entretenimientos más divertidos, todos vivían más tiempo, trabajaban menos horas, eran más sanos, fuertes, felices, inteligentes y educados que los que habían vivido hacía cincuenta años. Ni una palabra de todo ello podía ser probada o refutada«.

12) “Se preguntó, como ya lo había hecho muchas veces, si no estaría él loco. Quizá un loco era solo una ‘minoría de uno’. Hubo una época en que fue señal de locura creer que la Tierra giraba en torno al Sol: ahora era locura creer que el pasado era inalterable. Quizá fuera el único que sostenía esa creencia, y siendo el único, estaba loco. Pero la idea de ser un loco no le afectaba mucho. Lo que le aterraba era la posibilidad de estar equivocado”.

13) “Desde luego, eran evidentes las ventajas inmediatas de falsificar el pasado”.

14) “Era como si una inmensa fuerza empezara a aplastarle a uno, algo que iba penetrando en el cráneo, golpeaba el cerebro por dentro, le aterrorizaba a uno y llegaba casi a persuadirle de que era de noche cuando era de día. Al final, el Partido anunciaría que dos y dos son cinco y habría que creerlo. Era inevitable que llegara algún día al dos y dos son cinco. La lógica de su posición lo exigía. Su filosofía negaba no solo la validez de la experiencia, sino que existiera la realidad externa. La mayor de las herejías era el sentido común”.

15) “La mayor de las herejías era el sentido común”.

16) “El Partido os decía que negaseis la evidencia de vuestros ojos y oídos. Ésta era su orden esencial. El corazón de Winston se encogió al pensar en el enorme poder que tenía enfrente, la facilidad con que cualquier intelectual del Partido lo vencería con su dialéctica, los sutiles argumentos que él nunca podría entender y menos contestar. Y, sin embargo, era él, Winston, quien tenía razón. Los otros estaban equivocados y él no. Había que defender lo evidente. El mundo sólido existe y sus leyes no cambian. Las piedras son duras, el agua moja, los objetos faltos de apoyo caen en dirección al centro de la Tierra…”

17) “En cierto modo la visión del mundo inventada por el Partido se imponía con excelente éxito a la gente incapaz de comprenderla. Hacía aceptar las violaciones más flagrantes de la realidad porque nadie comprendía del todo la enormidad de los que se les exigía ni se interesaba lo suficiente por los acontecimientos públicos para darse cuenta de lo que ocurría. Por falta de comprensión, todos eran políticamente sanos y fieles. Sencillamente, se lo tragaban todo y lo que se tragaban no les sentaba mal porque no les dejaba residuos lo mismo que un grano de trigo puede pasar, sin ser digerido y sin hacerle daño, por el cuerpecito de un pájaro”.

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1984. Fragmentos de la segunda parte:

18) “Si la riqueza llegaba a generalizarse, no serviría para distinguir a nadie. Sin duda, era posible imaginarse una sociedad en que la riqueza, en el sentido de posesiones y lujos personales, fuera equitativamente distribuida mientras el poder siguiera en manos de una minoría, de una pequeña casta privilegiada. Pero, en la práctica, semejante sociedad no podría conservarse estable, porque si todos disfrutasen por igual del lujo y del ocio, la gran masa de seres humanos, a quienes la pobreza suele imbecilizar, aprenderían muchas cosas y empezarían a pensar por sí mismos; y si empezaran a reflexionar, se darían cuenta más pronto o más tarde que la minoría privilegiada no tenía derecho alguno a imponerse a los demás y acabarían barriéndoles. A la larga, una sociedad jerárquica solo sería posible basándose en la pobreza y en la ignorancia”.

19) “La atmósfera social es la de una ciudad sitiada, donde la posesión de un trozo de carne de caballo establece la diferencia entre la riqueza y la pobreza. Y, al mismo tiempo, la idea de que se está en guerra, y por tanto, en peligro, hace que la entrega de todo el poder, a una reducida casta parezca la condición natural e inevitable para sobrevivir”.

20) “Se espera que hasta el más humilde de los miembros del Partido sea competente, laborioso e incluso inteligente -siempre dentro de los límites reducidos, claro está-, pero siempre es preciso que sea un fanático ignorante y crédulo en el que prevalezca el miedo, el odio, la adulación y una continua sensación orgiástica de triunfo. En otras palabras, es necesario que ese hombre posea la mentalidad típica de la guerra. No importa que haya o no haya guerra y, ya que no es posible una victoria decisiva, tampoco importa si la guerra va bien o va mal. Lo único preciso es que exista un estado de guerra. La desintegración de la inteligencia especial que el partido necesita de sus miembros, y que se logra mucho mejor en una atmósfera de guerra, es ya casi universal, pero se nota con más relieve a medida que subimos en la escala jerárquica. Precisamente es en el Partido Interior donde la histeria bélica y el odio al enemigo son más intensos. Para ejercer bien sus funciones administrativas, se ve obligado con frecuencia el miembro del Partido Interior a saber que esta o aquella noticia de guerra es falsa y puede saber muchas veces que una pretendida guerra no existe o se está realizando con fines completamente distintos a los declarados. Pero ese conocimiento queda neutralizado fácilmente mediante la técnica del “doble pensar”. De modo que ningún miembro del Partido Interior vacila no un solo instante en su creencia mística de que la guerra es una realidad y que terminará victoriosamente con el dominio indiscutible de Oceanía sobre el mundo entero”.

21) “Para distancia de menos de 100 kilómetros no se exigía visar los pasaportes”

22) “Lo había hecho muchas veces. Todo lo que oliera a corrupción le llenaba de una esperanza salvaje”.

23) “Las dos finalidades del Partido son conquistar toda la superficie de la Tierra y extinguir de una vez para siempre la posibilidad de toda libertad de pensamiento”.

24) “En nuestros días no luchan unos contra otras, sino cada grupo dirigente contra sus propios súbditos, y el objeto de la guerra no es conquistar territorio ni defenderlo, sino mantener intacta la estructura de la sociedad”.

25) “No era ya la igualdad humana un ideal por el que convenía luchar, sino un peligro que había de ser evitado”.

26) “Ningún Estado tenía el poder necesario para someter a todos los ciudadanos a una vigilancia constante”.

27) “Los privilegiados se habían dado cuenta desde hacía bastante tiempo de que la base más segura para la oligarquía es el colectivismo” (sumar a la masa aborregada, asimilarla al poder)

28) “La familia no podía ser abolida; es más, se animaba a la gente a que amase a sus hijos casi al estilo antiguo. Pero, por otra parte, los hijos eran enfrentados sistemáticamente contra sus padres y se les enseñaba a espiarlos y a denunciar sus desviaciones. La familia se había convertido en una ampliación de la Policía del Pensamiento. Era un recurso por medio del cual todo se hallaban rodeados noche y día por delatores que le conocían íntimamente”.

29) ‘Era solo una ilusión sin esperanza
que pasó como un día de abril;

pero aquella mirada, aquella palabra

y los ensueños que despertaron

me robaron el corazón’

Esta canción obsesionaba a Londres desde hacía muchas semanas. Era una de las producciones de una subsección del Departamento de Música con destino a los proles. La letra de estas canciones se componía sin intervención humana en absoluto, valiéndose de un instrumento llamado ‘versificador’”.

30) “Winston, aparte de su trabajo corriente, pasaba mucho tiempo cada día revisando colecciones del Times y alterando o embelleciendo noticias que iban a ser citadas en los discursos”.

31) “Frenesíes de patriotismo”.

32) “Los acontecimientos pretéritos no tienen existencia objetiva, sostiene el Partido, sino que sobreviven sólo en los documentos y en las memorias de los hombres. El pasado es únicamente lo que digan los testimonios escritos y la memoria humana. Pero como quiera que el Partido controla por completo todos los documentos y también la mente de todos sus miembros, resulta que el pasado será lo que el Partido quiere que sea”.

33) “Decir mentiras a la vez que se cree sinceramente en ellas, olvidar todo hecho que no convenga recordar, y luego, cuando vuelva a ser necesario, sacarlo del olvido solo por el tiempo que convenga, negar la existencia de la realidad objetiva sin dejar ni por un momento de saber que existe esa realidad que se niega…, todo esto es indispensable”

34) “Esta peculiar trabazón de elementos opuestos -conocimiento con ignorancia, cinismo con fanatismo- es una de las características distintivas de la sociedad oceánica. La ideología oficial abunda en contradicciones incluso cuando no hay razón alguna que las justifique”.

35) «Todos los registros han sido destruidos o falsificados, todos los libros han sido reescritos, todos los cuadros han sido repintados, cada estatua, cada calle y cada edificio ha sido renombrado, cada fecha ha sido alterada. Y ese proceso continúa día a día y minuto a minuto. La historia se ha detenido. No existe nada más que un presente interminable en el que el Partido siempre tiene razón».

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Mi nombre es Luis Lovera Calanche.

Bienvenidos a «Entuertos que enderezar«, un espacio para la disidencia.

Vivo en Caracas, Venezuela. Soy periodista egresado de la Pontificia Universidad Católica Santa Rosa. Mención: Impresos.

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